Es el manejo flexible del conocimiento derivado de la
lectura; está asociado al grado de concentración con que se lee; el nivel de
motivación, a la pertinencia y utilidad de lo leído. Va ligado a que el niño se le de apoyo para
ser un constructor activo de significados mediante la lectura.
Actividades
previas: tiene como fin despertar el interés por la
lectura, seleccionar y disponer del texto.
Lectura
estructural: es necesaria para
establecer un esquema previo, el cual sirve como elemento organizador, a partir
del cual se va edificando todo el campo temático. No es necesario leer todo el texto para tener
una idea de su estructura. Si es un libro
basta con leer la introducción, el nombre de los capítulos, títulos y subtítulos. Si es un artículo o un tema corto se puede
leer la introducción y el final, esto te da una idea general de la temática tratada
en el texto.
Una vez realizado esta exploración se puede hacer
una primera representación del conocimiento generado, aplicando cualquiera de
las formas ya presentadas, por ejemplo en un esquema, una tabla, un diagrama o
simplemente un listado de ideas.
Lectura secuencial para completar el cuadro general del tema. La comprensión se incrementa si se apoya con
algunos recursos como el subrayado de ideas claves, y con breves resúmenes o
esquemas de las partes que se van leyendo.
Reconstrucción
(Actividad de conceptualización): Es la apropiación conceptual de su estructura,
para la cual se utiliza cualquier medio de representación para captar las ideas
principales, secundarias y la relación entre ellas.
Extrapolación
(Aplicación): Se utilizan
conceptos derivados de la lectura para relacionarlos con diversas temáticas de
estudio, con otros textos o aplicarlos a situaciones de la vida cotidiana.
References
Montenegro
Aldana, I. A. (2003). La comprensión lectora. In I. A. Montenegro Aldana, Aprendizaje
y desarrollo de las competencias (pp. 85-86). Bogotá: Cooperativa
Editorial Magisterio.
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